El que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí: y el que a mí me recibe: no me recibe a mí sino al que me envió: Marcos 9:37.
Señor, esta noche te pido algo especial:
Conviérteme en una TV porque quisiera ocupar su lugar en mi casa.
Tener un cuarto especial para mí.
Congregar a todos los miembros de la familia a mi alrededor.
Ser el centro de atención al que todos quieren escuchar, sin ser interrumpido ni cuestionado.
Que me tomen en serio cando hablo.
Sentir el cuidado especial que recibe la TV, cuando algo no le funciona.
Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo.
Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida en lugar de ignorarme.
Que mis hermanos se peleen por estar conmigo.
Divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada.
Vivir la sensación de que lo dejan todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor, no te pido mucho, todo esto lo vive cualquier TV. Así sea.
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